Déjenlo, Mauro, y Salva, no vale la pena. No hay mayor sordo que quien no quiere oir, y el pueblo sabrá valorar por sí mismo si prefgeiren a alguien que dice que a los homosexuales hay que matarlos y que no son humanos (cuando el Presidente de la República y líder de su partido dice lo contrario), o aquel que defiende los Derechos Humanos, y los derechos de los homosexuales como humanos que son.
Por mi parte, no queda nada más que hablar.
Por mi parte, no queda nada más que hablar.